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La terapia vincular familiar. Un nuevo paradigma. - Alejandro Zarankin.

La Terapia Vincular Familiar, propone un cambio de paradigma para pensar la subjetividad humana. Plantea que el vínculo con los padres no solo es fundamental e insustituible, sino que también es para toda la vida. Que el vínculo sea para toda la vida significa que el apoyo en los padres para la subjetividad de cada persona actúa a todas las edades. No sólo en la infancia y adolescencia, el sostén continúa actuando también en la adultez.


Esta idea conlleva grande derivados para pensar la clínica.

Por un lado, no basta con sólo reparar el daño que haya habido en el vínculo con los padres. La reparación comprende el entendimiento y sanación de los dolores que afectaron el vínculo. Estos elemento son necesarios pero no suficientes.


Hace falta un esfuerzo activo en la realidad y en el presente por recuperar el vínculo con estas figuras fuente de contención y guía en nuestras vidas. Cuando esto no ocurre, la subjetividad queda debilitada y proyecta sobre otras figuras actuales los dolores con los vínculos de origen. Porque estos vínculos de origen son el sostén de cada psiquismo, cuando están muy distantes, se busca suplirlos.


La vigencia de este nuevo paradigma se verifica en los efectos que tiene en la clínica.

Cuando el paciente se pone activo en la búsqueda de esta recuperación del vínculo, se observan cambios muchas veces muy significativos y en tiempo real. Más allá del éxito en conseguir la transformación, la vivencia de que se puede recuperar este vínculo genera un alivio inmediato. Sobreviene la contención de no sentirse solo.


Por supuesto, la propuesta de recuperar el vínculo con los padres apunta a lograrlo. La Terapia Vincular - Familiar desarrolló una serie de herramientas destinadas a conseguirlo, aún con padres maltratantes, ausentes o fallecidos. No existen padres inservibles o desechables!


No se trata de cambiar a los padres, se trata de poder significarlos y darles un rol significativo de madre y padre en nuestra vidas. El cambio ocurre en el paciente que aprende a hacer de hijo con los padres que le tocaron. Se apunta a poner en contexto la historia de la que vienen e incluirlos en su rol. No se trata de llevarse bien, se trata de no renunciar a su guía y contención.


En los casos donde por ausencia, maltrato o fallecimiento no se puede recuperar, se apunta a significar el dolor en ese vínculo. Se los incluye internamente en la vida cotidiana. A veces desde el dolor.


Sobre todo en estos casos, el efecto muchas veces es más espectacular. Porque son casos donde la soledad era más extrema. El alivio en tiempo real luego de cada conexión emocional con esas figuras trae una sensación de acompañamiento que reconforta de forma muy profunda.


Otra técnica importante que da cuenta de este cambio de paradigma es la inclusión de los padres en la terapia de pacientes adultos.


En estas intensas sesiones, los padres no vienen a ser juzgados o a tener que dar cuenta de sus errores (se ve acá nuevamente, el cambio de paradigma). Vienen a acompañar a sus hijos. Concurren para tener una segunda oportunidad de sanar en el presente con su escucha y su presencia los dolores del pasado. Esta técnica desarrollada por los terapeutas C. Messing, B. Zarankin y N. Mares desde 1989 fue objeto de una investigación para una tesis doctoral por P. Aon.


El alivio que sobreviene salir de la sensación de soledad tal vez sea uno de los efectos más potentes para reducir el malestar de múltiples sintomatologías. También, para poder pensar con más calma la resolución de los problemas académicos, laborales e interpersonales.

 
 
 

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